La crisis económica, la subida del petróleo, los conflictos internacionales, no son solo los problemas que afectan al Perú actualmente; otros problemas que se han suscitado desde hace muchos años han pasado a segundo plano como los temas judiciales.
Han sido innumerables veces que me dirigí a la División Médico Legal por algunos cursos de la universidad que me lo exigían, en mi recorrido por la institución observe hombres, mujeres y niños golpeados por una persona que no conoce de límites menos criterios.
Sin embargo, la idea de que tienen que medio matarte para abrir un proceso judicial, no es extraño en nuestro Perú, pues han sido innumerables los casos donde el victimario ha salido absuelto de toda culpa.
El reloj databa las seis y cuarto de la mañana, la música sonaba y el cielo aun nublado anunciaba un suceso inesperado, una realidad de aquellas que escuchas en la radio, ves en la televisión o lees en el diario.
La casa estaba situada cerca de la playa de Puerto Eten, un grupo pequeño se divisaba en la sala, riendo, bailando, celebrando; una pareja de amigos se dirigió a la parte exterior de la casa, tres tipos con aspecto sospechoso, bajo alcohol y efectos de la droga, comenzaron a molestar a la mujer de la joven pareja.
El joven que la acompañaba pidió que se retiraran para evitar problemas, los sujetos retrocedieron y aseveraron que los causarían; sin embargo, cuando la pareja se dispuso a entrar a la casa comenzó una lluvia de piedras y ladrillos a la fachada.
Ante nuestros ojos comenzaron a romperse todas las ventanas de madera, la furia de los sujetos no tenían limites, algunos de mis amigos lanzaban botellas, mientras que dos sostenían la puerta para evitar que los agresores entraran.
Mis amigas entraron en desesperación cuando uno de los sujetos comenzó a derribar la puerta principal, la puerta se hizo añicos y los sujetos llenos de ira ingresaron con intenciones matonezcas.
Las mujeres corrieron hacia la última habitación de la casa, todos pensaban que conectaba a algún corral y que por ahí podrían trepar y llegar al otro techo de la casa vecina y escapar, tal fue su sorpresa cuando rompieron la puerta y vieron la calle, que el aliento había vuelto a sus cuerpos.
Sin zapatos, con sandalias y hasta con tacos aguja se disponían a escapar casi todas las mujeres que conformaban el grupo afectado, cuando los hombres se reunieron con ellas, todos se percataron que faltaban dos integrantes del grupo, un amigo y yo.
Ahora eran cinco sujetos los que ingresaron a la casa, cuando llegaron al comedor el más viejo de los agresores se acercó con ladrillo en mano hasta el lugar donde estaba con intenciones de golpearme, mi amigo que estaba en la misma habitación de inmediato reaccionó y me cubrió con su cuerpo para evitar que sea lastimada.
En ese momento solo gritaba, lloraba y observaba los ojos desorbitados y enrojecidos del sujeto, una imagen que viene a mi memoria y me paraliza, la camisa de mi amigo estaba completamente ensangrentada, por los constantes golpes que le tiraban en la cabeza con el ladrillo.
Los demás sujetos cuando intentaron ingresar al pasadizo que conectaba a la última parte de la casa, mi hermano regresó e impidió con golpes y patadas el acceso.
Los demás sujetos cuando intentaron ingresar al pasadizo que conectaba a la última parte de la casa, mi hermano regresó e impidió con golpes y patadas el acceso.
Cuando al fin se cansaron de agredir y destruir, se retiraron y yo bañada en sangre ajena comencé a gritar y sollozar desesperadamente, entre en un estado de shock y aunque mi razón me decía que me calmará, mi indignación no lo podía evitar, la casa también estaba destruida.
Mi amigo con un corte profundo en la cabeza rota, acompañado de los policías se fue a ejecutar la denuncia correspondiente a la comisaría de la zona, pero como estamos en Perú y aquí todo es posible, después cuando fue a las instalaciones de División Médico Legal de Lambayeque para que lo analice el médico legista, este estableció que ocho puntos no calificaba para abrir un proceso judicial.
Desde aquel momento entendí la incertidumbre que deben pasar todas aquellas mujeres, hombres y niños que son agredidos y su caso queda impune; que no somos ajenos a este tipo de infortunios; y finalmente que cualquier día puede entrar alguien, cambiar el rumbo de tu vida y no tendrás la seguridad que la justicia hará todo para defenderte.
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